miércoles, 5 de septiembre de 2007

Día 7: Baracoa

Nuestra siguiente etapa es Baracoa, el primer sitio al que llegó Colón en Cuba, desde isla de la Española. Es curioso que a pesar de ello haya sido un lugar bastante aislado de cuba, ya que se encuentra encerrada por un pequeña cadena montañosa y hasta este siglo, con la revolución, la única manera de llegar a ella era por mar. De camino pasamos por Guantánamo y sus comarca que por estar cercanas a la base naval de los yanquis es zona “sensible para la seguridad de la patria” como rezan los carteles de la carretera. No obstante, no tenemos mayores problemas para desplazarnos a nuestro gusto, salvo los ocasionados por el estado de la carretera, que por ejemplo, es la excusa que nos dan en un control cubano para negarnos la entrada a una carretera que lleva a un mirador desde el que se divisa la base. Una pena.
De nuevo, y va haciéndose costumbre, estamos haciendo el tramo grande del viaje a la hora de más calor. El problema es que luego es complicado encontrar donde comer en esta Cuba profunda. Os cuento por ejemplo como nos paramos en un pueblito a ver si encontramos algún sitio para comer. De primeras, notas que te miran raro, no ya como un habanero o un santiagueño mira al turista posible blanco de sus jineterías, sino como algo insólito, como si fuésemos marcianos. Bueno pues sigo. Entramos en una pastelería popular y pedimos unos pasteles, nos los dan en la mano, (creo que no hay servilletas en Cuba o son un artículo de lujo) y nos piden tres pesos Yo me hago un lío y entiendo tres pesos convertibles, pero no, son cubanos, es decir 25 veces mas barato:
-Mire señora, es que sólo tenemos convertibles...
-Son tres pesos cubanos
-Bueno pues que le vamos a hacer tome el convertible y quédese con el cambio
-...
-Me oyó? Quédese con el cambio, no importa
-No podemos coger pesos convertibles.
-Pues entonces quédese con los pasteles.
-No puedo los tomaron con la mano.
-Pues dígame usted que hacemos? Ni me quiere cobrar aunque sea quedándose el cambio, ni quiere que le devuelva el pastel...
-...
-No hacemos nada entonces?
-...
-Esto no me puede estar pasando...¿nadie me puede cambiar un peso convertible por pesos cubanos?
-...

Al final no coge un chavo pero sí 60 centavos en monedas pequeñas. Le hemos pagado 20 veces más de lo que pedía y encima nos mira mal cuando salimos, hay que joderse.
De nuevo en camino y con el mismo hambre, Sergio y Jose hablan de comprar unos plátanos. A mi me suena que estos plátanos, que a pesar de mi reconocido mal ojo para los colores, son verdes son los que se comen fritos y se lo digo, pero el hambre los ciega. Y también la codicia: un racimo de 25 plátanos por un chavo. El racimo debe pesar 10 kilos lo menos, pero para el bote. Al probarlos, se confirman las sospechas, es como comerse el palo de los polos, ya nos han vuelto a tangar! Abandonamos los plátanos en la cuneta y nos lavamos las heridas de nuestro orgullo.
Llegamos a Baracoa a última hora de la tarde. Es el segundo sitio donde no tenemos alojamiento preseleccionado, pero no hay ningún problema, enseguida somos interceptados y ofrecidos alojamiento. Con más pena que gloria, intentamos hacer nuestros pinitos en la negociación y llegamos a ver varias casas, y a depurar nuestra técnica. Creo que no no salio mal del todo. La casa era grande y limpia y nos daban de cenar y desayunar por un precio razonable (para que os hagáis la idea lo más caro que hemos pagado hasta el momento por alojamiento (2 habitaciones con tres camas), cena (langosta incluida) y desayuno ha sido del orden de 80 pesos, unos 60€, los tres juntos.
Lo curioso de esta forma de alojarse es que esta gente te trata muy bien, y puedes terminar hablando de cualquier cosa con ellos, de los estudios de los críos del trabajo, de la situación del país. Merece la pena.

A la hora de cenar, Jose sufre un ataque agudo de sus famosos pinchazos y termina por irse a la cama. Sergio y yo damos una vuelta por el pueblo, nos acercamos a ola casa de la Trova donde el encargado tras informarse de que somos españoles (Jelou, maifren, güer ar yu from?) Nos comenta que él conoce personalmente y se escribe con Pepe Legrá, y para demostrárnoslo nos dice una dirección de la Castellan donde se supone que vive el cachando del Legrá. Aún más después se nos acerca un borrachillo, y tras por divertirnos presentarnos como Carlos y Fernando, este nos dice que el conoce y trabajó con Camilo Sesto. Aquí todo el mundo conoce alguien en España!

1 comentario:

rogersincero dijo...

¿qué hay que hacer para cambiar pesos convertibles en pesos cubanos? no termino de entender el problema. qué pasa, ¿que una vez sales de santiago o la habana ya no saben lo que son los convertibles?