Cuando a las 9:30 suena el despertador, es cuando te preguntas porqué te acostaste la noche anterior a las 5 de la mañana y, sobretodo, porqué te has tomado la última (nunca crees que las n... anteriores tengan la culpa). Una ducha fria y la simpatía de la señora de la casa hacen que después del desayuno nos encontremos en una forma razonable para recorrer Camagüey.
Camagüey es la tercera ciudad de Cuba en número de habitantes pero no tiene nada que ver con La Habana o Santiago ni su centro histórico tiene un pasado colonial al estilo de Trinidad. Camagüey fue reconstruido tres veces en no muchos años y la última y definitiva vez de forma que el centro no pudiese ser fácilmente aprendido por potenciales invasores, fueran los que fueran. Y, ciertamente, lo consiguieron. El centro es un conjunto rectangular enorme de calles paralelas y perpendiculares absolutamente iguales, solo interrumpido por unas plazas.
Empezamos la visita por la Plaza del Carmen, que es la que más me gustó. Una bonita iglesia y un conjunto de bancos de hierrro con distintas personas esculpidas en ellos. Es un rincón acogedor, e incluso tiene algo de sombra que se agradece cuando el termómetro está siempre en treinta y muchos. Seguimos recorriendo las callejuelas y plazas, la de los Trabajadores, el Parque Agromonte, la casa del poeta Nicolas Guillén,...
Es curioso que Camagüey apenas tiene “rincones revolucionarios” ni muchas placas. Si un par de grandes carteles del Ché y los imprescindibles CDRs. Estos no son Revisiones de Diseño como algunos/as ya estarán pensando, sino Comité de Defensa de la Revolución. Fueron creados, si mis datos y mi memoria no me fallan, en los primeros años 60 cuando el temor de una invasión gringa era permanente y esa frase de Churchill de “nos defenderemos en las playas, en los campos,...no nos rendiremos jamás” estaba de permanente actualidad. Hoy en día, y sin dudar en que realizan otro tipo de actividades sociales, tienen un componente de comisarios políticos de cada cuadra que no se debe olvidar.
Salimos del centro histórico y nos acercamos al Casino. El casino es un pequeño parque donde la gente pasea y mira una extraña fuente hecha de estalagmitas y estalactitas, un poco demodé...
Un mojito, yo opto por cerveza, y un poco de agua nos hace recuperar el aliento y encaminarnos a nuestra casa por un día.
Las comidas que te preparan en las casas son grandes y copiosas y esto nos hace tener un régimen alimenticio un poco raro. Unos días comemos a las 5 una buena comilona y luego apenas cenamos, otros días un pequeño almuerzo y luego una potente cena a las 7.30 y, otros comilona y cena.
Después de comer, unos duermen otros escribimos el blog y nos preparamos para continuar la marcha en la ciudad. Hemos conseguido no ir a la matinée del domingo, pero la sesión nocturna no la perdonamos. Es curioso que digan que la marcha en Camagüey es espectacular cuando solo hay 2 o 3 garitos, pero ciertamente es divertida. Lo pasamos muy bien y como siempre cerramos no solo los bares de copas sino, y esto es grave, el bar de la estación.
Camagüey es la tercera ciudad de Cuba en número de habitantes pero no tiene nada que ver con La Habana o Santiago ni su centro histórico tiene un pasado colonial al estilo de Trinidad. Camagüey fue reconstruido tres veces en no muchos años y la última y definitiva vez de forma que el centro no pudiese ser fácilmente aprendido por potenciales invasores, fueran los que fueran. Y, ciertamente, lo consiguieron. El centro es un conjunto rectangular enorme de calles paralelas y perpendiculares absolutamente iguales, solo interrumpido por unas plazas.
Empezamos la visita por la Plaza del Carmen, que es la que más me gustó. Una bonita iglesia y un conjunto de bancos de hierrro con distintas personas esculpidas en ellos. Es un rincón acogedor, e incluso tiene algo de sombra que se agradece cuando el termómetro está siempre en treinta y muchos. Seguimos recorriendo las callejuelas y plazas, la de los Trabajadores, el Parque Agromonte, la casa del poeta Nicolas Guillén,...
Es curioso que Camagüey apenas tiene “rincones revolucionarios” ni muchas placas. Si un par de grandes carteles del Ché y los imprescindibles CDRs. Estos no son Revisiones de Diseño como algunos/as ya estarán pensando, sino Comité de Defensa de la Revolución. Fueron creados, si mis datos y mi memoria no me fallan, en los primeros años 60 cuando el temor de una invasión gringa era permanente y esa frase de Churchill de “nos defenderemos en las playas, en los campos,...no nos rendiremos jamás” estaba de permanente actualidad. Hoy en día, y sin dudar en que realizan otro tipo de actividades sociales, tienen un componente de comisarios políticos de cada cuadra que no se debe olvidar.
Salimos del centro histórico y nos acercamos al Casino. El casino es un pequeño parque donde la gente pasea y mira una extraña fuente hecha de estalagmitas y estalactitas, un poco demodé...
Un mojito, yo opto por cerveza, y un poco de agua nos hace recuperar el aliento y encaminarnos a nuestra casa por un día.
Las comidas que te preparan en las casas son grandes y copiosas y esto nos hace tener un régimen alimenticio un poco raro. Unos días comemos a las 5 una buena comilona y luego apenas cenamos, otros días un pequeño almuerzo y luego una potente cena a las 7.30 y, otros comilona y cena.
Después de comer, unos duermen otros escribimos el blog y nos preparamos para continuar la marcha en la ciudad. Hemos conseguido no ir a la matinée del domingo, pero la sesión nocturna no la perdonamos. Es curioso que digan que la marcha en Camagüey es espectacular cuando solo hay 2 o 3 garitos, pero ciertamente es divertida. Lo pasamos muy bien y como siempre cerramos no solo los bares de copas sino, y esto es grave, el bar de la estación.
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